En marzo de este año, a menos de un mes de haber conocido Brahma Kumaris, me habían asaltado.

Volvíamos con mi hermano de una meditación justamente y 2 hombres en una moto con armas nos robaron. En ese momento, pensé en ponerlos en su lugar sin importar lo que me pasara, solo que no estaba sola y no podía arriesgar a mi hermano, así que con mucha resistencia entregue todo lo que tenia. Yo que volvía con una paz o al menos eso creía, no pase el examen de la vida. Caí en un estado de ira, mezclado con un montón de emociones negativas. Tanto me afectó, no por lo material sino por la experiencia de miedo que viví, que al otro día me interné por estrés. No solo me sentía mal por la experiencia sino por no saber enfrentar la situación con más serenidad.

Hoy, 7 am a pasos de mi casa, me volvieron a asaltar, esta vez estaba sola, yendo a la Murli.

Un muchacho joven se me acerca en una moto y me pide el celular. Mil cosas me pasaron por la mente en un instante pero lo que más me impactó fue mirarle, él estaba con la cabeza agachada, como avergonzado por lo que estaba haciendo, pude sentir su dolor y sentí compasión. Hasta en ese momento le desee lo mejor, que Dios lo guíe y lo ayude. Pensé en Baba, en mis padres que ya no están físicamente y en qué acción seria la correcta. Solo le entregué y solté no solo el dispositivo sino toda la información y apego que llevaba adherido.

Me sentí liviana, con un peso menos. Esta vez no me aplace en el examen, aunque no puedo evitar preguntarme si debía decir algo o hacer algo más o simplemente respetar el drama.

Poniendo en contraste situaciones similares en distintos momentos, ya con más tiempo de meditar, de vivir momentos únicos con Baba, de compartir Murlis y embeber los conocimientos espirituales hay una diferencia muy grande, si bien todavía me considero una principiante siento que voy avanzando en este viaje ya con más fortaleza para enfrentar los exámenes de la vida.

María Rodriguez

 

 

 

 

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