Tengo un hermano que tiene una discapacidad leve, con lo cual a pesar de ser una persona mayor de 39 años, mi hermano siempre fue como un niño grande, inocente, libre de maldad y benevolente. Nunca ha podido integrase a la sociedad en forma adecuada. Tuvo una mala praxis a los 8 años de edad. Lo que debería haber sido una simple operación para drenar una hematoma de su nariz, se convirtió luego en un exceso de anestesia, muerte temporal e hipoxia. Si en estos casos las personas pueden quedar muy dañadas con problemas al caminar, hablar, o con problemas en el funcionamiento de los órganos del cuerpo, Sebastián puedo decir que de lo peor que podría haber pasado quedo bien. Paso de ser un niño normal en la escuela a tener que re-aprender a caminar, comer, leer, escribir, y hablar. Podemos decir que el 50% de su evolución fue producto de la entrega de mi madre que dejo su vida para dedicarse a El.

Asi la vida se torno en un turismo de neurólogos, psicólogos, psiquiatras, fonoaudiologos, estudios de todo tipo y en la búsqueda incesante de intentar llevarlo a su estado normal lo más posible cosa que nunca sucedió. Paso a tener problemas cognitivos y de memoria que no le permitieron nunca más integrarse nuevamente a la escuela en forma normal, ni trabajar, y eventualmente viajar solo ya que a veces se desorienta y se pierde al pasarse de las paradas. Si hace algo es mejor que este supervisado. Pero es un niño que nunca va a crecer y nunca se va a ir de casa. Es mejor prepararle la comida porque puede hacer un poco de lío si intenta hacerlo por si mismo. No tiene amigos, temas de los cuales hablar aunque tiene conversaciones muchas veces no puede relacionarse en los temas de conversación al no estar interiorizado en los temas. Su memoria siempre le juega una mala pasada. Si hace algo mal, uno lo puede corregir, pero luego se olvidará y volverá a hacer lo mismo. Eso es por lo cual no puede aprender, La memoria. Se olvida lo que uno le dijo, y si va a comprar cosa es mejor que lo lleve escrito en un papel, el con un papel se lleva bien. Va y mira una y otra vez tareas que le dejamos o cosas que tiene que comprar. 

Hace unos días estaba en la casa de ellos trabajando con la computadora y un amigo haciendo un trabajo cuando de repente, lo inesperado, viene corriendo “ahogado” haciendo señas que le golpee la espalda. A verlo claramente me di cuenta que no podía hablar y que estaba atragantado con algo en su garganta, solo se veían sus ojos rojos y sus arcadas al no poder respirar.

Debido a la práctica de la meditación Raja Yoga es como automático en mi cuando algo sucede, voy hacia adentro me quedo quieto me desapego en intento estar calmado y con la mente quieta y fría.

La situación parecía límite, mi amigo gritando anulado sin saber que hacer, yo lo tome y comencé a darle palmadas en su espalda pensando que fácilmente saldría aquello que tenía atorado en su garganta. Pero no. Con la mente fría en medio de la posible tragedia le di el teléfono a mi amigo y le dije, llama a una ambulancia, pero El, bloqueado no podía hacer nada y tampoco destrabar mi teléfono. Luego lo mire con mucha tranquilidad y le dije, anda a pedir ayuda a los otros departamentos vecinos con lo cual accionó rápidamente a pedir ayuda, pero nadie salía a ayudar, seguramente por miedo a lo desconocido.

Finalmente tiempo atrás había visto en Youtube como hacer la maniobra de Heimlich, es la maniobra para quitarle de la garganta a una persona algo que tiene atorado. Rápidamente empece a hacer eso ya que El estaba entregado a que alguien lo ayude. Luego de varias veces de intentarlo, parecía que no funcionaba. En mi estaba el ligero pensamiento “Por favor que salgo eso, no quiero que se muera aquí en mis brazos”, finalmente en una tos cayo un pedazo grande de comida que tenía trabado en la garganta y fue ahí cuando “Yo comencé a respirar” al ver que esa escena tormentosa terminaba y y el nuevamente se reincorporaba para respirar normalmente.

Luego en mi pensaba….”fue una casualidad que yo este en ese momento ahí”, podría no haber estado y El jamás haber recibido ayuda. Pero la casualidad o causalidad nos unió.  Luego de esa escena todo se volvió calmo, lentamente retome mis tareas y tomó un poco de agua y ya estaba bien. Y admiré mi trabajo espiritual de años para poder responder a estas situaciones inesperadas, repentinas, en forma efectiva. Fué muy claro ver como la mente calmada hacia que pueda ordenar la situación, el procedimiento en la ayuda, coordinarla y finalmente luego que pasó poder estar tranquilo y no emocionalmente desequilibrado.

Me llamaba la atención tanta tranquilidad, pero es producto de muchos años de práctica. Claro que a la noche cuando se hizo un silencio tuve dificultad en alcanzar el sueño, su cara y su mirada cuando se ahogaba venía a mi mente una y otra vez. Estoy seguro que la situación era “shokiante”, pero gracias a la meditación no me generó un shock emocional sino un ligero temor al pensar en las consecuencias de no haber estado y si ese pedazo de comida no habría salido.

 

 

 

 

 

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